TOLERANCIA Y DEPENDENCIA.

Pongamos un ejemplo, la primera vez que un joven fuma un porro, seguramente un par de caladas le basten para “colocarse” o, por lo menos, para sentir diversos efectos. Sin embargo, si este mismo chico sigue fumando, y lo hace cada día, al cabo de un tiempo –un año, por ejemplo– la misma cantidad (un par de caladas) ya no le haga ni “cosquillas”; es decir, que para sentir lo mismo que al principio, el “colocón”, debe fumar más cantidad, tal vez un porro o dos. Esto significa que el cuerpo se acostumbra a la droga, y ya no es tan “sensible” a ella, sino que necesita una dosis mayor para sentir lo mismo que al principio. A esto le llamamos TOLERANCIA. Sigamos con el mismo ejemplo. Tras algunos meses fumando diariamente varios porros, si este chico por algún motivo (porque sus padres se lo prohíben y le controlan, porque la novia le ha dicho que si él no deja los porros, ella lo dejará a él, etc.) deja de consumir de golpe, puede aparecer un SÍNDROME DE ABSTINENCIA, como protesta del cuerpo porque se ha eliminado algo a lo que estaba acostumbrado. El caso más conocido es el “mono” provocado por la falta de heroína, o el “delirium tremens” por la falta de alcohol. En el caso del cannabis la sintomatología suele ser menor porque, aunque la persona no vuelva a consumir, el cannabis tarda bastante en eliminarse del cuerpo. Pero no es infrecuente en los fumadores habituales de cannabis padecer, durante los primeros días de abandono de la sustancia, irritabilidad, problemas de sueño y de concentración. 8 El síndrome de abstinencia aparece, como hemos dicho, cuando cesa el consumo en una persona cuyo cuerpo se ha acostumbrado a estar en contacto con la sustancia. A esto le denominamos DEPENDENCIA FÍSICA. Las personas que experimentan un cuadro de abstinencia -como por ejemplo en el caso de la heroína, que puede provocar calambres musculares, náuseas y vómitos, entumecimiento y profundo malestar- dejan de experimentarlo cuando vuelven a tomar la sustancia que les falta. Los síntomas más desagradables suelen desaparecer en unos pocos días o en una semana. La presencia de este síndrome de abstinencia suele provocar muchas veces que la persona recaiga. Pero, además, existe lo que denominamos DEPENDENCIA PSICOLÓGICA. Con algunas drogas (tabaco, porros o cocaína), el síndrome de abstinencia y la dependencia física no son muy notables, lo cual no significa que sean inexistentes. Es lo que hace que la persona al cabo de unos días, o meses, o incluso años, tenga ganas de volver a consumir, por el recuerdo placentero que le queda de la droga. TOLERANCIA Y DEPENDENCIA son la cara y cruz de la moneda que llevan al consumidor de drogas a seguir consumiendo una y otra vez, y cada vez en cantidades mayores. Es importante que transmitáis estas ideas a vuestros hijos para que comprendan que, además del riesgo puntual de consumir una vez, corren el riesgo de “acabar enganchándose”; y cuanto más joven sea vuestro hijo, mayor será el riesgo de que esto ocurra. violencia-de-género

 

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